Dices que no sabes que es aquello que no te deja sonreír, ese algo que te pesa en el alma. Afirmas que le odias, que es un niñato y que no te lo tragas, y si alguien te pregunta no dudas en negar una y mil veces que por él no sientes nada de nada. Hasta que llega la jodida noche, y si cierras los ojos aparece su sonrisa, su encantadora sonrisa, acompañada de esos perfectos ojos oscuros; y es en ese justo instante cuando vuelves a la realidad. No es que le odias, sencillamente le amas; no es que sea un niñato, simplemente es el niño de tu vida; y eso de que no te lo tragas? Pues si mueres por besarle a cada segundo. Y claro que niegas lo que sientes, por que no es bueno, es algo malo, algo que duele sentirlo. Y abres los ojos, y tan solo piensas en encontrar esa máquina del tiempo que te haga volver al minuto justo en el que caíste en su trampa mortal de amor.
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