domingo, 12 de agosto de 2012

Seiscientos sesenta y cinco.

En la televisión avisan que beber, mata. Las cajetillas de tabaco advierten que fumar, mata. Pero a todo el mundo se le olvida decir lo que produce el amor: peor que la muerte. Llega cuando quiere, sin pedir permiso; y en un instante te encuentras ahí, sonriendo como una idiota por un simple sms, arreglándote durante tres horas porque le vas a ver, o cogiendo un autobús para cruzarte medio país solo porque te prometió un beso al llegar. Pero acaba, como todo, llega a su fin. Y entonces te vuelves a encontrar, pero ahora en un túnel en el que por más que lo intentes no logras ver la luz, y ya no hay motivos para levantarse de la cama cada mañana, ni para sonreír cada día. Y nadie lo ve, pero te vas muriendo poco a poco, te va quitando pedazos de vida, así sin más. Pero de eso nadie te avisa, nadie te dice todo lo que produce el amor, y será por algo, y es que tal vez duele más que cualquier puñalada, pero se disfrutan hasta las lágrimas; o puede que sea la peor arma mortal jamás creada, pero logra resucitar hasta al cuerpo más inerte. Y será que enamorarse es el único error que nadie se cansa de cometer.

martes, 7 de agosto de 2012

Y entonces llega alguien que sin ir más lejos le da mil vueltas.

Cuando me da por contar los kilómetros de tu cama a la mía y me pierdo antes de llegar a la mitad, o cuando tachando los días que faltan para verte se acaba la tinta del bolígrafo, en momentos como esos, cuando me topo con la realidad, es cuando se me viene el mundo encima y tu no estas aquí para sujetarlo. Y es entonces cuando me pregunto una y mil veces como se puede estar tan feliz y tan jodida a la vez, como durmiendo bajo el mismo cielo no te puedo abrazar, o como estando alumbrados por la misma luna no te puedo ver.

domingo, 5 de agosto de 2012

Ni el vértigo ni el miedo más grande pueden pararte cuando quieres algo de verdad.

Haces complicado el olvidarte, si ya es tarea difícil no ayudan todos los 'me apetece volver a verte', o esos  'necesito otro beso' que suenan tan bien dichos por tus labios. Aun hoy, cuando sin querer vuelven a mi todos y cada uno de los recuerdos de aquel verano, se me llenan los ojos de lágrimas; lágrimas con sabor a paseos por la playa, con olor a tardes lluviosas, lagrimas que suenan a tiempos donde diez minutos sin un beso era casi el olvido, donde estar a cinco metros lo llamábamos distancia. Solo hoy se el verdadero significado de distancia. La RAE lo define como espacio o intervalo de tiempo o lugar que media entre dos cosas o sucesos, pero la distancia no es una definición, la distancia son besos que no puedes dar, miradas que no logras encontrar, sonrisas que olvidas como se esbozaban, es alguien que necesitas a milímetros y tienes a kilómetros.

Hay veces en las que pensamos que un instante puede durar siempre.

Seria perfecto poder jugar con el tiempo como si de un reloj se tratara; dejarlo correr cuando todo va mal, y quitarle la pila en los momentos que realmente merecen la pena. Momentos que te dejan sin aliento, esos en los que no puedes dejar de sonreír, en los que cierras los ojos solo por ver si así puedes retenerlos en tu memoria eternamente. Momentos que no te cansarías de repetir, y momentos que desearías no haber vivido. Semanas que pasan como segundos, y horas que pasan como años. Personas que necesitaras siempre a tu lado, y otras que te arrepientes del instante en que topaste con ellas. Gente con la que pasas ratos interminables, y esa que hace que el tiempo vuele. Momentos que jamas podrás olvidar, y otros que aunque no quieras siempre recordaras. Y es que veinticuatro horas son pocas para el mejor día de tu vida, y demasiadas para el peor.