domingo, 12 de agosto de 2012

Seiscientos sesenta y cinco.

En la televisión avisan que beber, mata. Las cajetillas de tabaco advierten que fumar, mata. Pero a todo el mundo se le olvida decir lo que produce el amor: peor que la muerte. Llega cuando quiere, sin pedir permiso; y en un instante te encuentras ahí, sonriendo como una idiota por un simple sms, arreglándote durante tres horas porque le vas a ver, o cogiendo un autobús para cruzarte medio país solo porque te prometió un beso al llegar. Pero acaba, como todo, llega a su fin. Y entonces te vuelves a encontrar, pero ahora en un túnel en el que por más que lo intentes no logras ver la luz, y ya no hay motivos para levantarse de la cama cada mañana, ni para sonreír cada día. Y nadie lo ve, pero te vas muriendo poco a poco, te va quitando pedazos de vida, así sin más. Pero de eso nadie te avisa, nadie te dice todo lo que produce el amor, y será por algo, y es que tal vez duele más que cualquier puñalada, pero se disfrutan hasta las lágrimas; o puede que sea la peor arma mortal jamás creada, pero logra resucitar hasta al cuerpo más inerte. Y será que enamorarse es el único error que nadie se cansa de cometer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario