domingo, 5 de agosto de 2012

Hay veces en las que pensamos que un instante puede durar siempre.

Seria perfecto poder jugar con el tiempo como si de un reloj se tratara; dejarlo correr cuando todo va mal, y quitarle la pila en los momentos que realmente merecen la pena. Momentos que te dejan sin aliento, esos en los que no puedes dejar de sonreír, en los que cierras los ojos solo por ver si así puedes retenerlos en tu memoria eternamente. Momentos que no te cansarías de repetir, y momentos que desearías no haber vivido. Semanas que pasan como segundos, y horas que pasan como años. Personas que necesitaras siempre a tu lado, y otras que te arrepientes del instante en que topaste con ellas. Gente con la que pasas ratos interminables, y esa que hace que el tiempo vuele. Momentos que jamas podrás olvidar, y otros que aunque no quieras siempre recordaras. Y es que veinticuatro horas son pocas para el mejor día de tu vida, y demasiadas para el peor.

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