Sé lo que quiero, quiero sus sonrisas, sus abrazos, quiero sus 120 mensajes a las tantas de la madrugada, sus 1000 llamadas perdidas a cualquier hora del día, quiero esas tardes en algún lugar, esos besos, sus besos; esos “te quieros” tan bien susurrados, quiero esas miradas que no dicen nada y a su vez no callan. Le quiero a él.
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